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11 abril 2012

La Corchera

Entre pasos de pastos y libres hormigueos,
saltamos el muro que conduce al cielo.
Todo prados secos y frondosos,
todo florecido con mosquitos y abejorros.

El Sol incita la venida de Verano,
los caballos rebuznan cantando.

Pisamos tierra removida y empapada,
el camino se ha echo a nuestra llegada,
la physis presencia nuestro encuentro,
árboles y hojazos en un cuento.

Los árboles juegan con las ramas,
los toros, sentados nos miraban.

Recorrimos cada rincón que dejaba nuestra vista,
la oscuridad no era miedo en nuestra visita.
Techos roídos y paredes quemadas,
todo volvía a ser un cementerio de almas.

Lo que fue vida ahora es virgen,
hasta que los ojos del ser humano miren.
Mano trabajada destruye al más creador,
pero con cuidado, todo es transformado en hormigón.
Recuerdos que son inmutables a nuestra imagen,
eso, es lo que seguir allí hace.

Nuestros pasos recorre el sendero,
aún los huesos andan sueltos.

¡Escalamos hasta la puerta del lobo,
vacío como el humo de la fábrica.
Desperdicios inundaban en los pozos
y el suelo era agria y árida!

Salimos trotando en alegrías gritando,
todo había pasado,
la aventura había recorrido nuestro cuerpo,
por quien se ensució más lo siento.

Todos pálidos y vivientes en rincones diferentes,
habían vivido el instante de ser antecedentes.

                                  Por la fábrica que humedece recuerdos en algodóny corcho

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