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06 marzo 2012

Media luna que dibuja tu rostro,
ventana abierta y cortina quitadas,
la luz que iluminan  tus ojos,
son mis caricias soñadas.

La certeza no se esconde,
aguarda bien su presencia,
desapercibida entre fotones,
tan lúcidas como estrellas.

¿Qué encubre aún tu aura de misterio?
Aún siendo tus diamantes tan limpios,
No haces sonoro el silencio,
no disimules los Campos Elíseos.

Sea ficticio el mundo que prometes,
el dedo que señala el camino a recorrer,
mientras mi velo en mí envuelto te lleves,
la tierra que pise, indiferente debe ser.

Sea cual fuese el destello que me ocultas,
entre tiempos de algodón y vivaces sueños,
mientras sea la Luna que en el cielo se muestra,
me seguiré acurrucando entre tu lecho.


El calor que envuelve mi cuerpo puro,
entre las rosas aún las siento,
mas cuando el Manto cae difuso
devuelta la tierra en riego.

Clara sea la mañana entre mis ojos cerrados,
posando las manos entre las rejillas de mis manos,
sean puros los aires que respiro,
al menos, para prolongar el suspiro.

Morfeo abre las persianas,
Afrodita las conduce,
Artemisa las confude
Hera, quien deslumbra las ligadas.

Que tormenta son las sensaciones,
si intentándo decir Te amo,
acabo hablando de Dioses
y sin adiós terminando.

Sea lo que sea que por mi mente va morando
sepa ya tu presencia
que mi amor va en ti sembrando
para ser legítima reina,
del corazón en el que estoy pensando.

                                                                         Por palabras que se esconden cuando quieres decir algo

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